7 sabores 52 retos de escritura #semana 5

Notaba el sabor metálico de la sangre en su boca. El labio partido goteaba el líquido rojo que limpió con su lengua notando ese sabor tan característico a metal con matices dulces. Una arcada subió por su garganta. Intentó retenerla, ahora no era el momento de ponerse a vomitar, pero no lo consiguió y con la siguiente arcada el vómito salió obligándole a doblarse por la mitad. El sabor del vomito permaneció en su boca segundos después de haber manchado parte de sus zapatillas. Un sabor amargo con restos de leche agria que casi le provocan una segunda arcada. Una carcajada resonó en el callejón.

-¡Mírale! ¡Flojo! No aguantas ni una patada. Menudo retrasado que eres. Estas tan solo y mira porqué ¡idiota! - Los responsables de “la pelea” se burlaban de él. Pero Ben no quería que siguieran pegándole así que no dijo nada y se mantuvo agachado mirando la masa amarillenta que manchaba sus zapatillas esperando que se cansaran y le dejaran tranquilo.

A su lado, en el suelo, estaba el resto de bocadillo que había empezado su mala suerte. Un bocadillo de mayonesa, lechuga y pollo. Un bocadillo que su madre le había preparado para al colegio. Era el bocadillo que mas le gustaba puesto que la mayonesa era casera, echa con los huevos de casa y con aceite de oliva que le daba ese sabor fuerte. Su madre le añadía además un ajo que le daba un toque picante a la mayonesa y conseguía la textura perfecta sin que nunca se le haya llegado a cortar. Eso unido a un pan de masa madre que hacían en la panadería y que con su corteza crujiente, su miga blanda y el echo de que lo horneaban en un horno de leña que le daba un toque ahumado, hacía que el pan pareciera mantequilla cuando te lo llevabas a la boca. Además su madre freía el pollo en aceite de oliva con un poco de pan rayado dejando crujiente el exterior y jugoso el interior. 

-¿Que te pasa gordito? ¿Te as comido la lengua del hambre que tienes?- Las burlas no paraban, pero Ben ya estaba acostumbrado. 
No era la primera vez que estos dos chicos del colegio se metían con él. Eran algo mayores que el pero le daba igual. Sabía que lo que les pasaba era que tenían envidia porque sus madres pasaban de ellos y nos les metían ni una fruta para el almuerzo. De echo estaba convencido que en el fondo ellos estaban mas solos que él. Sabía que al final se cansarían y le dejarían en paz. Le habían empujado cuando estaba a punto de comerse su bocadillo haciendo que este cayera al suelo, y cuando se había agachado para cogerlo uno de ellos le había pegado una patada en el culo haciendo que fuera de morros al suelo partiéndose el labio al caer y golpearse. Al incorporarse y notar el sabor de la sangre es cuando había vomitado. Normalmente le quitaban la comida y le empujaban un rato, luego se cansaban e iban a incordiar a otros, pero hoy se estaban ensañando con los insultos. 

-¿Mama no te ha preparado nada mas para comer? ¿eh bebe gordito?- Decía uno de ellos mientras pisoteaba el bocadillo que todavía estaba en el suelo, mientras el otro le empujaba.
-¡Eh vosotros!- Dos sombras aparecieron por detrás de los chicos. -¿Qué coño estáis haciendo?
-¡Que queréis vosotras zorras!
-Que vayáis a meteros con alguien mas mayor que vosotros haber si os dan una paliza y vuestras neuronas hacen contacto, gilipollas- Dijo una de las chicas que en es momento le propinó una patada en la entrepierna al chico que se encontraba mas cerca de ella, dejándole sin aliento y sin tiempo para reaccionar porque no se lo esperaba. 
La otra chica sacó algo envuelto en un pañuelo y se lo lanzó al otro chico con tan buena suerte que le dio en la cara. El chico notó el olor y el sabor de la mierda y salió corriendo en dirección al baño seguramente a vomitar. Al verse solo, el chico de la patada también salió corriendo dejando a las dos chicas solas con Ben que enseguida corrieron a ayudarle.

-¿Estas bien?- Pregunto una de ellas acercándole una botella de agua.
Dio un largo trago al agua fresca y dulce que borro todo rastro del sabor del vomito. Y se limpió la sangre del labio.
-Gracias, supongo que volverán a por mas pero ahora mismo me habéis ayudado mucho.-Ben supuso que volverían y muy enfadados, pero se alegraba que alguien se  hubiera enfrentado a ellos.
-No te preocupes por ellos, seguro que han aprendido algo- Dijo una de las chicas riéndose de forma cantarina.
-Bueno y ahora como te as quedado sin almuerzo será mejor que compartamos el nuestro- La otra chica estaba en ese momento sacando un túper que contenía una gran variedad de frutas cortadas, desde enormes fresones rojos, pequeños gajos de mandarinas y redonditas uvas verdes.- Vamos anímate las fresas son de casa.

Ben cogió una de las fresas que le ofrecían y se la llevó a la boca. Ya antes de probarla pudo olerla. Y al meterla en la boca enseguida noto el sabor dulce de la fruta madura, jugosa e intensa. Las mandarinas tenían un toque amargo del limón y un sabor fresco y suave al mismo tiempo. Y las uvas tenían una pulpa carnosa y tierna, sin pepitas y un sabor agradable al gusto. Disfrutaron como niños que eran de ese pequeño picnic improvisado que había surgido de una acción heroica. Compartieron algo mas que un almuerzo en un patio de colegio demostrando que unidos eran mas fuertes.




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